David Bowie: «El hombre-alien que podía escuchar el futuro desde las estrellas»
Hoy, 8 de enero, es un día muy especial: en 4L3PH queremos conmemorar y celebrar el aniversario de nuestro más admirado, gigante, legendario, multifacético, polifónico, inasible, andrógino y alienígena genio innovador de nuestros tiempos —y de todos los tiempos—, Sir David Robert Jones, más conocido como nuestro «almighty and beloved» David Bowie, quien, un día como hoy, un 8 de enero de 1947, “cayó a la Tierra” como un “Extraño en tierra extraña”, en la ciudad de Londres, hace ya 76 años.
Artista del caos, del azar, de lo rizomático, lo fragmentario, el remix, el cut-up y lo procesual en la música y las artes, Bowie se movía a su antojo, con inteligencia, profunda sensibilidad y vivaz sagacidad, entre las diversas fisuras y zonas fronterizas de las artes y de la creatividad —entre lo popular, modernista, conceptual y vanguardista— como músico, cantante, compositor, songwriter, múltiinstrumentista, productor, escritor, filósofo, pensador, poeta, pintor, actor, diseñador, escenógrafo, mimo y performer de su propia y mutante stage-persona. En suma, supo trascender —y trasgredir— todos los géneros y etiquetas posibles a través de los impulsos y exploraciones estéticas y artísticas, de cara a fluir y reinventarse constantemente arrojándose hacia lo desconocido, dada su “repulsiva necesidad de ser algo más que humano”, advirtiendo y haciendo venir —a través de las artes y la creación, como si de una hiperstición anteromaniaca se tratara— el futuro en y para su época (y para todas las épocas, de seguro).
Destacamos, del gran acervo musical de Sir Jones, varios discos y canciones de su larga y prolífica carrera artística: desde su debutante single “Liza Jane” en 1964, pasando por su primer álbum homónimo “David Bowie” (de 1967, que vislumbraba ya sus intereses tempranos alrededor del Rock, Folk, Pop, Psicodelia y Music Hall), siguiendo con su alucinante y muy kubrick-clarkiano disco también conocido como “Space Oddity” (1969), en el que inaugura esa larga y prolífica colaboración con el productor musical Tony Visconti, madurando sus experimentos alrededor del Rock y la Psicodelia; y, a partir de ahí, consolidando una larga carrera como solista, abarcando y experimentando con distintos registros, géneros y estilos musicales y artísticos en el Rock, Pop, Art Pop, Synth Pop, Psicodelia, Glam Rock, Krautrock, Art Rock y Rock Experimental, Funk y Disco, música Dance y Electrónica —desde el Hip Hop, pasando por el Techno y el Industrial, hasta el Jungle y el Drum ’n’ Bass—, y la incursión y experimentación con otros géneros y estilos musicales como el Jazz moderno y la música Clásica contemporánea.
Otros discos y canciones destacables que, sin lugar a dudas se han convertido en obras de culto, y que nos han marcado y seguirán contagiándonos/contaminándonos de manera directa o indirecta a través de los diversos avatares de la cultura popular, son sus míticos “The Man Who Sold the World” (1970), el espectacular, reconocido —y bradburyano— “Hunky Dory” (1971), el icónico e inmortal —lunático y estelar— “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars” (1972), “Aladdin Sane” (1973, con temazos como “The Jean Genie”), el orwelliano y rebelde “Diamond Dogs” (1974), «Young Americans» (1975, con su popular «Fame»), el maravilloso “Station to Station” (1976, con la fantástica “Golden Years”), la ‘Trilogía de Berlín’ [con sus álbumes “Low” (1977, con el grandioso tema “Sound and Visión”), el memorable “Heroes” (1977) y “Lodger” (1979)], “Scary Monsters (and Super Creeps)” (de 1980, con su mímica-performática “Ashes to Ashes”), y el muy bailable “Let’s dance” (1983).
En los 90’s renueva su impulso y exploración vanguardista y experimental con joyas discográficas simbióticas como el espacial, extraño, distópico y transgresor “Outside” (1995, con temazos como “I’m Deranged”), y no podríamos dejar de nombrar, para finalizar esta década, al muy futurista, innovador, industrial, raver, enérgico y a la vez crítico y espiritual “Earthling” (1997, con extraordinarias rolas como “Little wonder” y “I’m Afraid of Americans”).
En el 2013 Bowie retorna, después de una silenciosa década de receso, con el disco “The Next Day”, y, con éste, llegaría su retiro oficial de la arena pública, hasta su último álbum para despedirse de este plano: “Blackstar” (2016), su última gran obra discográfica maestra —extraña, íntima, weird, experimental y muy arriesgada en sus relaciones musicales, poéticas y artísticas— que publicaría también un 8 de enero, para el día de su cumpleaños número 69, a dos días de su muerte, como vaticinando con este título su pronto ascenso y retorno de vuelta hacia las estrellas.
Su genio y brillantez le llevaron a realizar diversas colaboraciones con otros gigantes de la música y las artes—en diferentes géneros y estilos—, como Robert Fripp (de The King Crimson, en el tema “Heroes” de 1977), Brian Eno (y su colaboración en la afamada “Trilogía de Berlín”, con una fuerte relación con los procedimientos burroughsianos-generativos-maquínicos, y la influencia del Krautrock alemán que tanto les marcó en la década de los 70’s), Queen (en el single “Under Pressure” de 1981)), Iggy Pop y Tina Turner (en “Tonight” de 1984), Mick Jagger (de los Rolling Stones, en “Dancing in the street” de 1985), Trent Reznor (de “Nine Inch Nails, en el single “I’m Afraid of Americans” de 1997), y con el compositor Angelo Badalamenti (en “A Foggy Day in London Town” en 1988), entre muchas más magníficas e inmortalizables colaboraciones.
David Bowie, el gran artista y genio polifacético, mutante, vampírico, cyborg y alienígena del siglo XX, a pesar de su partida terrenal hace ya algo más de un lustro, como un polvo de estrella negra retornando hacia el firmamento, nos ha dejado, después de seis décadas de prolífica carrera musical y artística, un inmenso impacto y mella en nuestro planeta para siempre, con la luz del rayo que teñía su rostro, iluminando con éste nuestro devenir artístico y creativo en la cultura popular en pleno siglo XX y XXI, y quizá, con seguridad, el de todas las épocas que antecedió y que están por venir.
Salut y larga vida a la memoria, obra, puesta en escena y legado de la fascinante y mágica stage-persona del adorado David Bowie —trascendente en todo tiempo y espacio cósmico con todas sus máscaras—, junto a su mítico Ziggy Stardust… al entrañable astronauta Major Tom… a Aladdin Sane… al enigmático Gobling King… a su Duque Blanco… en suma, a nuestro más amado extraterrestre sónico, filosófico y artístico favorito de todos los tiempos… al ahora inmortal “Hombre-alien que podía escuchar el futuro desde las estrellas”: ¡¡¡Salut, Starman!!! 💖👩🎤👽🔊⚡💫
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