«¡Cómo volvió runa a la vida!» Por: Nelson Vera (M0H4N)

¡Cómo volvió runa a la vida!

            Dios, al igual con todo —y junto con toda palabra—, había sido una víctima más. Todo andaba vacío. La humanidad, o runa, no podía vivir al hallar a sí misma impronunciada por muchos años. Por tanto, la humanidad asistía inimaginada, ficticia, ilusoria y falsa. Una vil y monstruosa criatura —tupida, barbuda, con colmillos y un mal hálito—, un hatu, lo había tragado casi todo, incluida toda palabra y todo conjuro para la vida. Había absorbido con su trompa toda posibilidad vocal y mágica, para soslayar imaginar y fundar todo, y dar vida, incluso, a la humanidad. Todo había sido ocultado por dicha alimaña con su hocico. Por tanto, la humanidad, runa, no viviría ¡nunca más!

            Al pasar los años, sólo vivirían intramuros dos asombrosas criaturas cuasi humanas: la pacífica bruja mohana, junto al río Urubamba, bajo la oscura Amazonía, y, a su lado, arriba supra la amarilla montaña andina Palccoyo, una antigua amiga suya, la pachacuti, gran luchadora y cuasi diosa inca.

            Una mañana sombría y oscura, la luchadora pachacuti bajó y visitó a la bruja mohana. Juntas, cuál antiguas amigas, cuasi familia, caminaron y hablaron por horas, transitando por rutas muy opacas, para implorar y orar por la vida, y con particular suspiro por ¡la vida humana!

            Por azar, hallaron dormido por la vía, bajo un antro oscuro, al maligno hatu. Su boca amplia y rojiza mostraba la olvidada vocal humana. Las dos protagonistas, muy pasmadas, sin razonar mucho y sin aviso alguno, con súbito sigilo saltaron hacia la criatura, para atacar y librar la sagrada vocal mágica, y así forzar invocar y dar vida a runa. La criatura, con mucha ira, abriría sus ojos rojizos y malignos; y, con gritos y rugidos pavorosos, avivaría su rabia contra las obstinadas y canosas comadronas.   

            Las garras y colmillos, vinculados al bárbaro animal, chocarían con furia contra la magia chamánica y conjuros amazónicos juntos. La gran lucha duraría varios días… hasta años… y hasta siglos.

            Al final —y con gran fortuna—, la pugna mostraría al hatu abatido por la osada luchadora, ayudada por la audaz bruja. Y, justo allí, como invocaran la “otra” consabida mitología andina y tradición oral amazónica juntas, la olvidada vocal mágica volvió por fin a la vida a la humanidad… a runa… ¡AL HOMBRE!

Por: Nelson Vera (M0H4N).

Anuncio publicitario