¿Si crees que la realidad te resulta, más bien, una extraña simulación; o si crees que toda tu identidad, tus recuerdos y tu memoria han sido implantados por alguien o algo más; o que todo lo que percibías y pensabas como verdadero es realmente una falsa ilusión naturalizada por los medios y aparatos ideológicos del poder? Pues démosle gracias directa o indirectamente a las alucinantes historias paranoicas y brillantes ficciones conspiranoico-especulativas de nuestro querido filósofo-psiconauta de la ciencia ficción, Mr. Philip Kindreck Dick; quien, un día como hoy, un 17 de Diciembre del año 1928, nacía en un convulso contexto norteamericano, bajo unas condiciones que le terminarían marcando toda su vida.
Genial y prolífico autor norteamericano, creador de una vasta obra —entre relatos y novelas, en casi todos los registros y temáticas de la ciencia ficción y la ficción especulativa—, habitadas de realidades paralelas y distorsiones de la realidad; de historias alternas; de complejas relaciones entre humanos/lo humano, alienígenas/lo alien, y lo(s) no-humano(s); de sociedades “otras” en otros planetas y mundos; y de escenarios distópicos (a la vez surrealistas, en medio de especulaciones oscuras sobre nuestra tecno-cultura); cuya obra en general se muestra tremendamente influyente y vigente hoy, no sólo en la cultura popular (a pesar de que no gozó de mucho reconocimiento en vida), sino como si de una profecía hipersticional —en proceso de autocumplimiento— se tratara. A parte de sus maravillosos cuentos o novelettes (muchos adaptados a la pantalla grande, y en series de TV como la reciente ‘Electric Dreams’), podemos recordar sus magníficas, vanguardistas y en ocasiones tremendamente posmodernas y experimentales obras literarias, como ‘La segunda variedad’ (1952, llevada a cine como ‘Screamers’ en 1995), ‘Tiempo desarticulado’ (1959, que inspiraría la película ‘The Truman Show’ de 1998), ‘El hombre en el castillo’ (1962, con una serie reciente para Amazon Prime), ‘Tiempo de Marte’ (1964), ’Los tres estigmas de Palmer Eldritch’ (1965), ‘El informe de la minoría’ (1966, llevada a cine como ‘Minority Report’, por Steven Spielberg en el 2022), ‘Podemos recordarlo por usted al por mayor’ (1966; con una icónica adaptación para cine, por Paul Verhoeven, en ‘Total Recall’, de 1990), ‘La fé de nuestros padres’ (delirante novela corta de 1967), ‘Ubik’ (1969), ‘Fluyan mis lágrimas, dijo el policía’ (1974), ‘Una mirada a la oscuridad’ (1977, llevada a cine con una magnífica técnica de rotoscopia en el 2006), ‘‘Valis’ (1981), ‘La transmigración de Timothy Archer’ (1982), y la inmortalizada —que por supuesto no podía faltar— ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968, que inspiró la realización de la increíble película de ciencia ficción de culto (nuestra preferida de todos los tiempos¿?) ‘Blade Runner’, dirigida por Ridley Scott en 1982, con su continuación con ‘Blade Runner 2049’, de Denis Villeneuve en el año de 2017); entre muchas muchas obras más, la gran mayoría adaptada para la pantalla chica y grande. En fin, gracias infinitas al —podríamos decir— mejor escritor, y/o al más influyente, de la ciencia ficción, ¡Ever! Larga vida a la “delirante” meta-obra y legado de nuestro más alucinante —y alunizado— androide/replicante sentipensante, el gran visionario-místico-teósofo de nuestro caótico, entrópico y complejo mundo en devenir y por venir. Salut.
